| Introducción |
Cuando pensamos en los actores promotores de cambio, inmediatamente consideramos a las Organizaciones modernas como parte de los mismos. Dentro de este grupo, las Universidades se constituyen en un eslabón muy importante, ya que fomentan el crecimiento y el desarrollo a través de la creación de conocimiento como así también, es innegable la participación activa de las mismas en la sociedad denotando un gran impacto social, económico y sustentable. Para tal fin, estas organizaciones necesitan de recursos que le ayuden alcanzar sus fines, a través del desarrollo de acciones concretas. Y, si bien – en este marco-, todos los recursos (económicos, edilicios, tecnológicos, etc.) son importantes, el Humano es el que logra que todos los demás tomen relevancia, además, hace que una organización tenga “vida”, genere cambios y, sea parte del crecimiento genuino de su entorno. Tal es así que, la correcta Gestión de personas -en el marco organizacional-, se vuelve vital, ya que estos humanos que poseen recursos deben ser orientados a poner énfasis en el desarrollo de acciones estratégicas individuales y colectivas para hacer que, no solo se fortalezcan vínculos laborales y profesionales convenientes para el crecimiento personal, sino –y aún más sustentable- es lograr que el compromiso de las personas sea la característica principal en estas organizaciones. A tal fin, es fundamental que se pongan en práctica las herramientas más idóneas para lograr una toma de decisión eficiente en relación al capital humano. Por todos lo expuesto, es que toma relevancia que, en un ámbito de formación académica y, específicamente en el marco de la carrera, se brinden todas las herramientas conceptuales y prácticas para que futuros técnicos universitarios en administración de organizaciones cuando los objetivos funcionales lo interpelen, puedan tomar la decisión correcta y lograr eficientizar así su tarea en pos de los objetivos de la institución. |